
Mi abuela dice, “niña”
Me tiene pillada
Es el templo del tiempo
sustenta mi cielo
detiene su mirada
para leer en mis ojos
mi mandala.
Sus silencios
arroja por la ventana.
Le encanta la palabra
escucha con solicitud
disimula mi compostura osada,
aconseja. ¡sospechosa objetividad!
Te lleva a la nostalgia y supone tu futuro.
Tu memoria, lleva a la suya
llena de vida…¡Es un susurro!
en el trasiego de almas y anhelos
sigue soñando libertad.
Nos cautiva con sus proverbios
sus frases, la edad- experiencia,
sus cuitas, sus historias,
sus recetas, sus trucos.
Limpia como su corazón,
su voz serena, un poco rasgada.
A veces por mi indiferencia,
acierta en la palabra,
o es muda por prudencia.
Lee mi pensamiento:
¡¡adivina!!
mi estado de ánimo, mi tontería.
Ella es dulce y lleva la fragancia
olor a enramadas de antaño
a pastelitos de anís, a piel de mebrillo.
Figuras de papel en su mesa camilla
un santo nos vigila
eleva una oración, más que por ella
no pide, le da las gracias.
¡Ay santo!
Mi abuela es bella.
Me tiene pillada
Es el templo del tiempo
sustenta mi cielo
detiene su mirada
para leer en mis ojos
mi mandala.
Sus silencios
arroja por la ventana.
Le encanta la palabra
escucha con solicitud
disimula mi compostura osada,
aconseja. ¡sospechosa objetividad!
Te lleva a la nostalgia y supone tu futuro.
Tu memoria, lleva a la suya
llena de vida…¡Es un susurro!
en el trasiego de almas y anhelos
sigue soñando libertad.
Nos cautiva con sus proverbios
sus frases, la edad- experiencia,
sus cuitas, sus historias,
sus recetas, sus trucos.
Limpia como su corazón,
su voz serena, un poco rasgada.
A veces por mi indiferencia,
acierta en la palabra,
o es muda por prudencia.
Lee mi pensamiento:
¡¡adivina!!
mi estado de ánimo, mi tontería.
Ella es dulce y lleva la fragancia
olor a enramadas de antaño
a pastelitos de anís, a piel de mebrillo.
Figuras de papel en su mesa camilla
un santo nos vigila
eleva una oración, más que por ella
no pide, le da las gracias.
¡Ay santo!
Mi abuela es bella.
Luis Miguel Avendaño (a la abuela de T.)
Me quito el sombrero...me llega al alma...
ResponderEliminarA mi me falta mi abuela en la tierra, pero la tengo muy presente a modo de ángel de la guarda, añoro a mi abuela, cada día, cada rato, adoro a mi abuela cada día, cada rato y siempre tengo un momentito para hablar con ella hasta su cielo.
Las abuelas son lo mejorrrrrrrrrrr, quien las tenga que las cuide como un tesoro, eso es lo que son....tesoros que cuando faltan hace mucha "pupa".
Un abrazo y chapó tu poema