LLUEVE al fin llueve que no es otra cosa que un placer del cielo que se bebe la tierra. Y si no díganle a los matorrales y las plantas trepadoras que tomaran fuerza para seguir escalando, poco despúes resplandecerán con los verdes de todos matices. Reaparecerán los tonos oscuros del pino y de abeto, el fresco verdor de la vejetación lujuriante, la acederilla, el trébol, los trilios blancos, las violetas, y más arriba en las praderas altas los junquillos amarillos y gencianas alabarán el sol que les ponga un día de estos, posiblemente para Sant Joan cuando visitemos La Vall de Eyna, en nuestra vecina Francia, muy cerca de Puigcerdà. Pero hoy todos los políticos cantan "cantando bajo la lluvia" porque San Pedro, que controla el agua del cielo, les había puesto en un apuro. Agotados los embalses, pantanos, estanques, charchas y charquitos el pueblo seguía pidiendo agua, que es lo mismo que pedir guerra, y en esto que llegó Mr. Artur-nacionalista un tanto pijito y díjole al
Un blog sin encuadernar
Nos deja tantas cosas....y su legado la muerte no nos lo arrancará jamás....
ResponderEliminarUn abrazote