Es un mensaje muy simple: PAZ. NO Estuve antes en Israel y justo ahora me encuentro en medio de una guerra infinita, visible, a dos pasos del infierno de los vencidos y los vencedores. Ayer en Palestina no encontramos casi nadie, pero los casi nadie también nos sonrieron. Los comercios, la vida casi invisible, casi imposible. Lo mismo en Jerusalem. Abraham nos trata como a sus nietos y nosotros le hemos adoptado cual abuelo en Jerusalem. El es conocido y apreciado. Abraham es ternura, paciencia, palabra, historia y cultura. Su casa nos deja un recuerdo de tertulias, cafe árabe, comida y atención. Cualquier visita es aceptada e invitada a tomar algo. Abraham habla con sencillez, paciencia y sonrie y te mira directamente a los ojos. Le hemos caído bien y nos ha sentido como un buen regalo nuestro afecto y nuestra compañía. Ante la pregunta sobre el conflicto-guerra, Abraham permanece en silencio e indiferente. Hace años fue un hombre activo, pero ahora da la impresión de que no quiere ha...
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