La magia de la Nìt de Sant Joan, la Noche de San Juan al menos en Catalunya es una realidad con marca de "revetlla" como una fiesta -a tope- que nos lanza a un verano si freno -el desenfreno, je, je-. Antes, buscamos los abrazos en la orilla de cualquier playa y nos cegamos en un fuego interno en el que prender los deseos que nos trasladan a una tradición pagana, una más que nos robó la iglesia, por un santo cuya excusa positiva es poder decir "felicitats Joan".
Una vez más, huyendo de los petardos, tomamos la ruta norte, por el Túnel del Cadí, por Puigcerdà, y en la Catalunya Nord o en la Cerdanya Francesa nos aposentamos, concretamente en la base de unos valles hermosos por su flora, su paisaje, su pureza, su paz. Nuestro "campamento base de operaciones" se instala en un Gîte, que son estos particulares albergues, repartidos por toda Francia, algunos muy dignos en su relación calidad-precio. Desde nuestro "campamento" parte la expedición hacia los valles de Lló, de Eyna, a un tiro de piedra de nuestra frontera sin guardias civiles ni gendarmes.
Pero no serían nada estos lugares sin la aportación de ese matiz humano. Se trata de personas que aman la Naturaleza, que registran las orquídeas hasta en GPS, las cuentan, las miman, las describen, las estudian y te pasan, te traspasan su entusiasmo por una planta que tiene para estos amantes un trato noble: son capaces de revolcarse entre el lodo, el agua, apartar las hierbas para dejar que su presencia sobresalga y le buscan recodo apropiado y ángulo de luz idóneo para hacer la toma fotográfica instalando el trípode, ajustándo la cámara, el tele y al final cazar-disparar sobre la flor, que ni se inmuta (creo yo) ante tanta admiración. Tras observar estas flores de cerca, no dudo por qué les ponen cachondos a los insectos.
Una vez más, huyendo de los petardos, tomamos la ruta norte, por el Túnel del Cadí, por Puigcerdà, y en la Catalunya Nord o en la Cerdanya Francesa nos aposentamos, concretamente en la base de unos valles hermosos por su flora, su paisaje, su pureza, su paz. Nuestro "campamento base de operaciones" se instala en un Gîte, que son estos particulares albergues, repartidos por toda Francia, algunos muy dignos en su relación calidad-precio. Desde nuestro "campamento" parte la expedición hacia los valles de Lló, de Eyna, a un tiro de piedra de nuestra frontera sin guardias civiles ni gendarmes.
Pero no serían nada estos lugares sin la aportación de ese matiz humano. Se trata de personas que aman la Naturaleza, que registran las orquídeas hasta en GPS, las cuentan, las miman, las describen, las estudian y te pasan, te traspasan su entusiasmo por una planta que tiene para estos amantes un trato noble: son capaces de revolcarse entre el lodo, el agua, apartar las hierbas para dejar que su presencia sobresalga y le buscan recodo apropiado y ángulo de luz idóneo para hacer la toma fotográfica instalando el trípode, ajustándo la cámara, el tele y al final cazar-disparar sobre la flor, que ni se inmuta (creo yo) ante tanta admiración. Tras observar estas flores de cerca, no dudo por qué les ponen cachondos a los insectos.
Pero no por eso dejan de lado el resto de flores, y así una caminata por el valle se convierte en un placer al ir descubriendo los tipos, los estilos, los colores, las características, ... apunto en mi libreta..."clavelillo, sello de Salomón, prímulas, gencianas, pensamiento amarillo, viola tricolor, narcisos, pulsatilas... un interminable rosario de flores, que exiben sus estigmas, sus corolas y sus "partes íntimas" mientras nosotros con toda indiscrección acercamos nuestro morro, bueno nuestro objetivo y en nuestas super-megapitxels disparamos y disparamos para guardar ese instante y prolongarlo en nuetras casas, en nuestras computadoras y darle vida... perdurando su belleza. No debemos ignorar la colección de árboles: pinos, abedules, fresnos, avellanos, bajos, altos, ridículos, majestuosos o raquíticos, repartidos cada uno en su altura. Sobrevivientes de las dificultades climáticas, resistentes, pacientes. Al menos estos -de momento- se libran de la polución, no sé si del calentamiento global. Pero de momento tuvimos su sombra.
En la zona del Lago de "Les Boullouses" a la sombra o al sol del Carlit, confundios entre los regueros de agua que fluye de los múltiples neveros entre subidas y bajadas nos movemos sobre los 2.200 metros, esta vez cubriendo bien nuestra piel, hacemos el recorrido con trayectos pobres, hay a cada metro un motivo para detenerse: un lago, otro lago, la nieve, las flores, los riachuelos, predominan los alzules de la familia de gencianas que acompañanan el camino. Durante la bajada, muchos vamos añadiendo piedras a los múltimples hitos -aquí no tienen un signficado funerario ni de oración- que se han ido formando al paso de los caminantes que nos precedieron, con el sonido de nuestros pasos, un deseo en cada piedra, cómo no, lo mejor para nosotros y nuestros seres queridos.
Los baños de Lló y Saint Thomas alivian nuestras trajinadas idas y vueltas por la montaña mientras que la "madamme" nos sirve unos platos muy ligados al entorno pirenaico-catalano-francés que nos envuelve, lo mismo que "la flama del Canigó" desciende, se eleva y nos enciende en una cultura ancestral como lee el alcalde de Lló en su intervención para presentar el acto de encendido de la hoguera... Con un sabor muy típico catalán abierto a paisanos y visitantes como nosotros que hemos convertido esos valles en unos amigos con nuestras visitas asiduas.
Gracias sobretodo a Luís y Francesc que nos han puesto nombre a tantas flores que ahora tienen más color y brillo y dan sentido a tanto por qué.
En la zona del Lago de "Les Boullouses" a la sombra o al sol del Carlit, confundios entre los regueros de agua que fluye de los múltiples neveros entre subidas y bajadas nos movemos sobre los 2.200 metros, esta vez cubriendo bien nuestra piel, hacemos el recorrido con trayectos pobres, hay a cada metro un motivo para detenerse: un lago, otro lago, la nieve, las flores, los riachuelos, predominan los alzules de la familia de gencianas que acompañanan el camino. Durante la bajada, muchos vamos añadiendo piedras a los múltimples hitos -aquí no tienen un signficado funerario ni de oración- que se han ido formando al paso de los caminantes que nos precedieron, con el sonido de nuestros pasos, un deseo en cada piedra, cómo no, lo mejor para nosotros y nuestros seres queridos.
Los baños de Lló y Saint Thomas alivian nuestras trajinadas idas y vueltas por la montaña mientras que la "madamme" nos sirve unos platos muy ligados al entorno pirenaico-catalano-francés que nos envuelve, lo mismo que "la flama del Canigó" desciende, se eleva y nos enciende en una cultura ancestral como lee el alcalde de Lló en su intervención para presentar el acto de encendido de la hoguera... Con un sabor muy típico catalán abierto a paisanos y visitantes como nosotros que hemos convertido esos valles en unos amigos con nuestras visitas asiduas.
Gracias sobretodo a Luís y Francesc que nos han puesto nombre a tantas flores que ahora tienen más color y brillo y dan sentido a tanto por qué.
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