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LLUEVE
al fin llueve

que no es otra cosa que un placer del cielo que se bebe la tierra. Y si no díganle a los matorrales y las plantas trepadoras que tomaran fuerza para seguir escalando, poco despúes resplandecerán con los verdes de todos matices. Reaparecerán los tonos oscuros del pino y de abeto, el fresco verdor de la vejetación lujuriante, la acederilla, el trébol, los trilios blancos, las violetas, y más arriba en las praderas altas los junquillos amarillos y gencianas alabarán el sol que les ponga un día de estos, posiblemente para Sant Joan cuando visitemos La Vall de Eyna, en nuestra vecina Francia, muy cerca de Puigcerdà.
Pero hoy todos los políticos cantan "cantando bajo la lluvia"
porque San Pedro, que controla el agua del cielo, les había puesto en un apuro.
Agotados los embalses, pantanos, estanques, charchas y charquitos el pueblo seguía pidiendo agua, que es lo mismo que pedir guerra, y en esto que llegó Mr. Artur-nacionalista un tanto pijito y díjole al pueblo:

Tranquilos chicos que haremos un canal desde el Ródano, hasta la Ciudad Condal, y el pueblo dice ¡oooooh!, pues eso es -como lo llaman los franceses- "eau" que se pronuncia simplemente "o".
Los socialistas, que también son nacionalistas pero en progre, dijeron, tranquilo pueblo que en seis meses pondremos un tubo desde el Ebro hasta Barcelona, pero como viene por la autopista, no lo llamaremos transvase, sino "transpeaje". Con esto llegó la alegría a murcianos, valencianos y todas las plataformas antitransvase...
Los de derechas PP que también son nacionalistas...pero de derechas y además pijos, ya lo habían proyectado. Estos lo llamaron transvase y vendieron las fincas para hacer campos de gol(fos) montones de urbanizaciones -le pusieron pared al mar- veasé "Marina d'Or", pero la cosa no les salió.

Así que hoy llueve, pongan sus piscinas a remojar, riegen sin parar, bañen sus cuerpos, pongan el jacuzzi a tope, deje el grifo bien abierto, que el agua cae del cielo, lo recogerán las multinacionales y nos lo venderán a precio de gas y olina. Disfruten del agua pues, hoy. Que mañana, dios dirá.

Y a estos simpáticos señores -que nos representan- olvidarán de cómo se ha de gestionar el agua que nos cae: primero que corran al mar, ya haremos desaladoras, don't worry people.

El pueblo, mientra llueve también es feliz. Saca las macetas para que las riegue el agua de lluvia, o llena un caldero para guardar el agua para cocer los garbanzos, o aprovecha para cepillar la entrada de su casa y desconchar los excrementos de los perros, palomas y algún esputo que se quedó en el asfalto.
El pueblo canta bajo la lluvia, o maldice, según. Nunca llueve a gusto de todos. Pero esta vez a gusto de los politiquitititos, el agua de lluvia les ha venido al pelo. Al tiempo.