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Amayuelas de Abajo en Tierra de Campos







Sale la expedición desde Catalunya a las 6 de la mañana enfilando la ruta del Oeste, la "van" cargada con una exquisita selección de compañeros y compañeras que osan hacer 1400 kilómetrtos en dos días. Ya entrados en la provincia de Burgos paramos en un restaurante a tomar un café, pedimos permiso para introducir nuestra comida y nos mandaraon a paseo, advierto que en Burgos la calidad de atención en el comercio brilla por su ausencia, suele ser jente un tanto ruda en el trato y para quienes hemos hecho un curso de amabilidad nos irrita soberanamente. Eso, salimos a pasear y tomamos nuestros víveres a la luz del sol de una mañana que prometía buen tiempo. Parte de nuestra tarta de Santiago -aportación de uno de los viajeros- se la ofrecimos a dos camioneros que preparaban la comida en un butagas al lado de su tractora. Se quedaron un tanto estupefactos, pero asumieron la oferta con cierta naturalidad. Los Servas vamos dejando gestos...
Habíamos escuchado todas las versiones del "por qué te vas" comenzando por Janette hasta la más movida de Julieta Benegas, el personal de abordo exigía rítmo sin cesar y con esas nos presentamos a las 14,30 horas, es decir 8,30 horas de viaje con sus 678 kilómetros.
Ya en Amayuelas, esperábamos que saldrían a recibirnos, pero no aparece nadie, las calles vacías, los coches anárquicamente aparcados... No tardamos en dar con el albergue, bueno, una tal Rebeca nos indicó. Hicimos las presentaciones, los abrazos, ah, cuantos abrazos hay en esta gente¡¡ y uno de los primeros actos fue visitar la cantina. Pues como se hace en los pueblos: antes de ir a la iglesia, mejor pasar por la cantina, que en muchos casos está más presente Dios que en los propios y fríos templos-iglesias casi abandonadas, mudas del "dominus vobiscum"
La cantina, antiguo anexo al palomar, antiguo almacén de herramientas de la huerta, pues reune el típico tinglado propio de taberna curtida. La diferencia, algunos carteles con sugestivas oraciones pendidas de la pared: "Este esablecimiento se suma al boicot internacional de la bebida... bueno ya sabes." otro cartel con fragmento de "vientos del pueblo" y así confirmamos prontamente por donde discurriría nuestra aventura.
En la comida comunitaria, Cristina nos pone un poco al día: las normas de la casa (suena mejor que albergue), aqui se utiliza solo un plato para las comidas, (aunque había una pila de límpios por si alguien no se adaptaba). Nos explicó que los alimentos eran productos de la tierra, tratados de forma ecológica, el pan estaba elaborado por ellos, en fin, comida casera. Como la amabilidad de esta gente de Amayuelas desborda lo previsto, nos invitan a salir al patio-corral y nos sacan el café al intemperie, que, con el día soleado que se puso, nos supo a gloria. Así que todos contentísimos.
Por la tarde la visita al pedazo de finca en el que este grupo lleva diversos proyectos agrícolas, de cultivo, avícolas, etc. proyectos sin grandes pretensiones, algunas veces fracasados, otros pues van tirando, mientras tanto Cristina nos explicó el por qué la cerda que tenian allí se llamaba "lucha obrera" el burro "mantequilla", que las gallinas, que formaban parte de su proyecto, eran de procedencia catalana, vasca y árabe, más algunas autóctonas, lo cual demostraba que en cuestión de nacionalidades no tenían problema alguno.
Frecuentemente Cristina mencionaba a una tal Jose, que por lo visto es quien maneja muchas herramientas, José hace pan, Jose lleva la huerta, etc.
De vuelta por la carretera que une Amayuelas de Arriba con Amayuelas de abajo, nos acercamos al palomar. Sin palomas, pero en sus nichos descansan semillas que han ido coleccionando, lo mismo que coleccionan historias y experiencias, pero no para colgarlas en una aburrida estantería, sino para hacerlas funcionar. Y así, explica que la huerta tuvo un ataque de grama y tras varios fracasos para intentar desacerse de está dañina hierba, supieron por un viejo campesino que si provaban con el centeno... y así fue como terminaron con la infección del huerto.
La tarde caía en Tierra de Campos y nos fuimos retirando. Teníamos otra faceta pendiente: habíase programado una serie de cuentacuentos, cuenta-foro, cuenta anti-cuentos... La cosa derivó sobre el tema de la violencia contra la mujer y pudimos debatir algún aspecto, mientras hubo otros cuentos más asequibles a los niños que nos acompañaron. También hubo música de cantautor "Fran" y algún juego-terapia de grupo que consiste en perder miedo a tocarnos.
Se cerraba así una jornada intensa, con las pláticas típicas de la hora nocturna, las últimas canciones de la noche recuperaron el baul de los recuerdos que se dejó Anduriña en un tiempo tan feliz cuando reinaba "mamy blue".
Es de noche y las estrellas en Amayuelas acuden todas. La noche es un show de espejos brillando en el cielo frío y negro, camino de Amusco en busca del último café y un regreso.
Amanece el día con brillo de verano, escarcha de incipiente primavera y canto de abutarda, y los gallos, pájaros... para un urbanita sería la peor contaminación sonora, pero quienes aman los pueblos, un complemento musical por excelencia. A las nueve y media, cocina pregunta dónde está la gente. Pues se habían desperdigado todos y todas explorando el pueblo. Al poco rato tras el desayuno partimos para visitar el Canal de Castilla, en el que están recuperando sus orillas y sus escludas para hacerlo navegable, será nuestra "alta velocidad fluvial" AVF. Los reflejos sobre las aguas tranquilas del canal eran todo un prodigio para las digitales que plasmaron una y otra vez contornos y cromatismos difícil de encontrar en otras paletas de color.
Y así, sobre las tres, despúes de la comida partíamos camino de Burgos para dedicarle un par de horas, orillas del Arlanzón y un café en el Espolón.
El resto se cumplió con todos los restos de música y con un humor digno de reproducir con una gente ávida de sonrisas, ¡qué más se puede pedir!. En Amayuelas nos ha quedado un poco el corazón, entre esa gente tan amable que nos ha recibido y tratado como una familia más. Vaya nuestro más sincero abrazo a todos los componentes del equipo que desde la sencillez, están construyendo muchos puentes hacia nuestras conciencias "urbanitizadas".
Sé que al día siguiente en algún lugar de Barcelona y en varias casas de Sabadell se estaba tomando una crema de puerros cuyas raíces dejamos en Amayuelas... de abajo.
Como canto de esperanza y apoyo a toda esta buena gente les reproduzco la letra del mural que hay a la entrada del pueblo...
"comunes el sol y el viento,
comun ha de ser la tierra,
que vuelva comun al pueblo
lo que del pueblo saliera"...
la, la la....

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