Mientas tú escribes los versos con mi mano el río se desliza, vaivén de equilibrios horizontales requiebros y riega un paisaje y en la tabla de remanso tranquilo se refleja la nube blanca sigue y serpentea, quien sabe si un río termina en la mar. Y tú te expandes y retornas como en “amor azul” la tarde se llena de tristezas que solo los valientes batallan y en la barra de un bar me sirven dos de tristeza. qué bien quedaría decir “una de soledad” pero “ella” tampoco llegó a tiempo Estamos de nuevo en la ciudad por la calle traidora te vi llegar, los adoquines con luz propia reflejaban tu andar, llueve. Cerca la banda, de jazz, Madeleine suena “love, love, careless love, oh, oh…” Solo al subir la escalera noté tu pie vestido que pasea la alfombra en la platea del Palau. en busca de la fila 23. Y en el planeta de los acordes miro de soslayo tu sonrisa musical enmarcada en los vitrales. El río que te comenté era un mar de sueños y en su orilla dancé una farsa loca cerrando los ojos como un
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