Sitges - Canet de Mar GR5
para la etapa 8
La eterna fórmula mágica abre una puerta cada vez que salimos a caminar y
se despliegan ante nosotros infinitas posibilidades.
Mucho más allá del itinerario estamos cada uno de nostros,
con nuestro recorrido interno, como un desafío.
Al encontrarnos, al hablar, al caminar juntos el paisaje puede cambiar, como nuestro estado de ánimo.
Un buen día nos echamos a andar buscando un formato que se repite,
un diseño en particular que transmite una enseñanza desde nuestros antepasados
a nuestros senderos de hoy tan bien marcados.
El "estado de bienestar" nos ha permito marcar, pintar, numerar los caminos, los territorios,
Mucho más allá del itinerario estamos cada uno de nostros,
con nuestro recorrido interno, como un desafío.
Al encontrarnos, al hablar, al caminar juntos el paisaje puede cambiar, como nuestro estado de ánimo.
Un buen día nos echamos a andar buscando un formato que se repite,
un diseño en particular que transmite una enseñanza desde nuestros antepasados
a nuestros senderos de hoy tan bien marcados.
El "estado de bienestar" nos ha permito marcar, pintar, numerar los caminos, los territorios,
auscultar los rincones secretos que quedan
entre los márgenes de las ciudades y los pueblos.
Pese a las comodidades quen nos ofrecen las amplias ofertas para salir de montaña,
muchas veces nos encontramos solos... tal vez porque los grandes centros comerciales nos han arrebatado caminantes.
A veces, un niño un adolescente, un joven, se cuela entre nosotros y nos alienta que hagan esa excepción en sus asuntos digitales y nos acompañen,
hasta se asustan cuando ven que abrazamos los árboles, y ¡Cómo no! también nos imitan.
Quedamos, punto de partida y en la llegada, entre tanto, vamos variando nuestra musculatura y dejando huellas en forma de sentimientos.
Aunque nuestra musculatura varie, con la presión y el cansancio, ahí están nuestros esqueletos sosteniendo la estructura de cada "yo"
hasta que un bocata un café o un te caliente nos ameniza las entrañas.
Al final del recorrido los adioses dejan en su hilo de continuidad la querencia, un hasta pronto que entre etapa y etapa como cruzamos como el puente de Monistrol sobre un río que nos lleva.... DE AMISTAD.
entre los márgenes de las ciudades y los pueblos.
Pese a las comodidades quen nos ofrecen las amplias ofertas para salir de montaña,
muchas veces nos encontramos solos... tal vez porque los grandes centros comerciales nos han arrebatado caminantes.
A veces, un niño un adolescente, un joven, se cuela entre nosotros y nos alienta que hagan esa excepción en sus asuntos digitales y nos acompañen,
hasta se asustan cuando ven que abrazamos los árboles, y ¡Cómo no! también nos imitan.
Quedamos, punto de partida y en la llegada, entre tanto, vamos variando nuestra musculatura y dejando huellas en forma de sentimientos.
Aunque nuestra musculatura varie, con la presión y el cansancio, ahí están nuestros esqueletos sosteniendo la estructura de cada "yo"
hasta que un bocata un café o un te caliente nos ameniza las entrañas.
Al final del recorrido los adioses dejan en su hilo de continuidad la querencia, un hasta pronto que entre etapa y etapa como cruzamos como el puente de Monistrol sobre un río que nos lleva.... DE AMISTAD.
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